Facilitar el aprendizaje

01/12/2008

Los simuladores didácticos no sólo permiten aprender jugando, sino que además, permiten un aprendizaje individualizado para cada persona que interactúe con él, y también para terceros a través de la transferencia del aprendizaje, de la que hablaremos en otro post. El perfil de aprendizaje de cada persona es único, como su ADN. No hay dos personas que aprendan igual, y por ello, es necesario un escenario donde todas las personas tengan facilidades a la hora de aprender.

Los simuladores didácticos emplean la filosofía de «aprender jungado», y de marcar la evolución de cada persona en el aprendizaje en base a sus decisiones.  De esta forma, cada persona adopta un camino diferente en su aprendizaje, basado en sus decisiones y la asimilación del resultado y consecuencia de éstas.

Cada persona que se enfrenta a un simulador didáctico marca su camino, y por lo tanto, crea una historia única sobre un escenario simulado, en base a decisiones consecutivas, que parten siempre de la situación anterior generada por la propia persona. De esta forma, es posible observar el impacto de las decisiones propias a medio y largo plazo, aprendiendo de ello en un escenario que simula la temática o conceptos a trabajar y aprender.

Cualquier situación con escala temporal es recreable en un escenario didáctico, de forma que el campo de temáticas a tratar con los simuladores didácticos es prácticamente infito: desde simulación de reacciones químicas, hasta simulación de decisiones empresariales, pasando por temáticas de concienciación, como puede ser el consumo sostenible, o el impacto ocasionado por las costumbres de un fumador en sus pulmones o incluso en el de los fumadores pasivos que tiene a su alrededor.

La tecnología facilita el camino hacia la felicidad. Si la utilizamos en el aprendizaje, el camino será más corto.



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